miércoles, 13 de agosto de 2014

Recuerda por qué empezaste


Siempre que quiero recordar por qué empecé vuelvo aquí. Emprender a los 25 no ha sido posible, porque no es posible ponerle un número o una fecha de caducidad a algo tan complicado. Emprender probablemente sea la cosa más difícil que hay en el mundo laboral, o no, qué sé yo. Lo que sí sé es que como no es lo normal, lo que te enseñan en el colegio, ni tampoco en la universidad, pues es como si nadaras contracorriente. 

Y muchas veces te sientes solo con tus ideas. Sabes que son buenas ideas pero no sabes como conseguir llevarlas a cabo.

Y todo esto viene porque hoy me han ofrecido trabajar 40h semanales como becaria en una empresa (que se supone que es una gran empresa) por 400 míseros euros. Me daba vergüenza hasta ir, pero de vez en cuando hay que recordar lo que hay ahí fuera para recordar por qué empezaste. Por qué empecé. Y de esa forma, motivarte para seguir. 




martes, 11 de febrero de 2014

Cuando todo parece ir mal: el día del Hundimiento

El día del Hundimiento es ese día en el que lo ves todo tan negro que no crees que vayas a conseguir NADA de lo que te propones. Es ese día en el que no hace falta que pase nada concreto, no hace falta que sea una fecha señalada, que te hayan rechazado un proyecto, no. Es un día en el que nada avanza, ni para bien ni para mal.

Y no solo pasa una vez, no. Pasa a menudo y me imagino que deja de pasar cuando las cosas se encarrilan. Son ratos en los que solo te apetece llorar y dormir hasta el día siguiente, a ver si las cosas se enderezan.

Las frases positivas de la blogosfera me dan ganas de vomitar en este momento. Me da hasta por crear una línea de frases realistas para momentos de Hundimiento. 

Hay días en los que mejor no levantarse de la cama...

domingo, 9 de febrero de 2014

Sola ante el peligro

Cuando emprendes solo y pasan cosas, no tienes a nadie a quién contártelo. Y por más que se lo cuentes a tu pareja, padres, amigos o primos, ellos no están metidos en el ajo. Pueden entenderte, sí, pero el sentimiento de abandono y soledad es para uno mismo. Emprender no es fácil, y menos a los 25.

Lo que te hace falta es alguien que comparta el 100% de tu proyecto para que cuando se lo cuentes, te entienda al instante, empatice y, en definitiva, comparta el viaje de emprender.



lunes, 3 de febrero de 2014

Las dudas siempre están ahí

Cuando eres emprendedor, o por lo menos intentas serlo, las dudas siempre están ahí. Nunca sabes si va a salir bien o mal, ni siquiera sabes si va a salir. Y eso te llena el cuerpo de incertidumbre.

Mi padre se pasa el día diciéndome que haga algo mío, que él, que tiene mucha experiencia, sabe que será lo mejor. Y no le quito la razón. Pero con 25 años todo son incógnitas e ignorancia, aunque también ganas de aprender y mucha curiosidad.

Aunque esté emprendiendo, no dejo de mirar Infojobs cada día. Porque nunca sabes en qué momento puede llegarte una buena oportunidad laboral, y no hay que cerrarse puertas. Yo no sé si es lo más frecuente preguntarse, llegados a este punto, lo siguiente: Y si finalmente tengo la oportunidad de tirar mi empresa adelante, y a la vez me llega un buen trabajo, ¿por cuál de los dos me decanto?

David Allen decía que "Puedes hacer cualquier cosa, pero no puedes hacerlo todo", así que la decisión, llegado el momento, o me vendrá dada, o tendré que tomarla yo.

Gajes de emprender a los 25. 


domingo, 19 de enero de 2014

Cuando parece que sí

No desisto, aunque a veces parece que sí. Siempre intento darle un empujón a mi proyecto pero, como he dicho varias veces esta última semana, "no sé por donde tirar". No sé a quién contactar, qué camino tomar o cómo hacerlo porque estoy perdida, porque es la primera vez que intento emprender y con 25 la vida todavía tiene que enseñarme mucho.

El otro día apareció alguien para darme un empujón, y con mi inminente visita a Asturias, decidí reunirme allí con alguien que sabía que, o bien podía darme otro empujón o me iba a hundir en el barro, en lo más profundo. 

Sucedió lo primero, y ahora parece que esa persona está interesada en mi proyecto y puede involucrarse y ser mis ojos durante la primera etapa. A veces hay que gritar pidiendo ayuda y nos sorprendería ver cuánta gente está dispuesta a ayudar.



Si no cometes errores, es que no lo estás intentando en serio. - Coleman Hawkins. 

domingo, 3 de noviembre de 2013

Dejarlo, y volver.

Cuando emprendes con alguien, lo mejor es que en los momentos de bajón ese alguien siempre está ahí para ti, para darte ánimos y devolverte las ganas. Pero cuando emprendes con alguien, también corre el riesgo de que ambos nos desmotivemos. Y así fue. Yo he llegado a la conclusión de que no era el momento, porque siempre había otra cosa que se interponía en mi camino y no puedes dejar que todo el peso de algo tan complicado como emprender caiga sobre tu compañero. 

Y ahora que estoy sola, no va a haber nadie que me empuje, que me anime, o a quien yo tenga que animar en esos momentos de sentirse perdido en este mundo que es emprender. 

Me dicen que lo intente, que el proyecto lo vale, que ahora sé cuál es el camino. Pero la que está al frente de la batalla soy yo. Solo yo. La que se mete en este "fregao" es una servidora. 

Pero tengo que intentarlo otra vez. Allá voy. 

Fuente: Columna Cero

jueves, 27 de junio de 2013

Lo que te dice la gente

Cuando empiezas tu empresa parece que a tu lado brotan expertos, gente que sabe todo lo que tu necesitas y que creen ser dioses de la providencia que además te aseguran que tu negocio va a tener éxito SEGURO.

Fuente: www.formacionyorientacionlaboral.com
Cuando emprendes a los 25 y eres un inexperto en la materia precisamente porque tienes 25 años y porque no estarías aquí si la situación laboral fuese mejor, te crecen los enanos. Los enanos parlanchines, sabiondos y egocéntricos. Veamos cómo son y por qué.

- Lo sé todo pero me explico fatal: La etiqueta ya lo dice todo. Son personas que se supone que son expertas en la materia pero que a la hora de explicarse hace falta un mapa para entenderles, así que acabas recurriendo a alguien que sepa menos pero que se explique mejor. Estas personas suelen animarte porque creen muchísimo en tu proyecto, aunque no sepan decirte claramente cuáles son los pasos a seguir.

- Creído egocéntrico: Por alguna razón su ego vuela más alto que su cuerpo y se creen que lo saben todo pero en el fondo yo sé que no. Suelen tener 10 o 15 años más que yo y son de esas personas que te miran con cara de: "vamos a ayudar a esta chica, que es buena gente, y seguro que con mi experiencia saca adelante su negocio". En realidad te ayudan porque saben que tu proyecto es bueno y ven alguna forma de aprovecharse.

- El pesimista: "La situación está muy mal. Tenéis un buen proyecto pero va a ser difícil". No hace falta decir nada más. 

- El optimista: "Vuestro proyecto es tan bueno que no vais a tener problemas para tirarlo adelante". En fin...utopías. Sin trabajo duro, sin caerse para después levantarse, no hay éxito. Y si lo hay, no sabe igual de bien. 

- El plan de empresa ante todo: Gente que te dice que sin un plan de empresa no puedes ir a ningún sitio. Que antes de presentarte en un banco, en una asociación, en un ayuntamiento, a pedir dinero, tienes que llevar un plan de empresa.

- La idea, por encima: Gente que te dice que la idea es lo más importante, no el dinero, no el plan de empresa. La idea, siempre por encima.

Fuente: Graduados Universia


- Si no hay dinero no hay empresa: Estos son los bancos. Te ofrecen mil y una posibilidades de préstamos para que te quedes con ellos porque su idea firme es que si no tienes dinero, ¿cómo vas a empezar?

- La buena gente: Porque no todos son malos en este mundillo, aunque si que hay mucho trepa. Hay buena gente que de forma desinteresada te echa una mano. Que si puede ayudarte lo hará, y que te dará consejos no basados en un interés personal. Lo difícil es encontrar a esas personas y quedárselas. Esas son las que valen. Las que creen en tu proyecto no porque les vaya a reportar un beneficio sino porque de verdad es bueno. Tenemos la suerte de habernos encontrado ya con algunos. 


Total que al final te haces un lío y acabas haciéndolo a tu manera y tapándote los oídos cada vez que alguien te da un consejo basado en su opinión. La objetividad no existe, y menos emprendiendo.